LOS ACTIVADORES DEL APRENDIZAJE: ATENCIÓN, MEMORIA Y MOTIVACIÓN
3.2.1. La atención
Podemos definir la atención como “un mecanismo que nos ayuda a rechazar los estímulos que no nos son relevantes y centrarnos en aquéllos que nos aportan lo que buscamos, ayudándonos en la ejecución de nuestras tareas”.
Algunas características de la atención son: (Bernabé Tierno Jiménez (1997): Cómo estudiar con éxito. Ed. Plaza & Janes. Barcelona)
1. carácter eminentemente selectivo, centrándose en unos aspectos que ocupan el primer plano y quedando el resto ignorado.
2. la limitación: ya que está demostrado que no es posible atender a varias cosas de modo simultáneo.
3. la claridad: consecuencia lógica de la selectividad; ya que al centrar la atención sobre un estímulo concreto, aumenta la nitidez y fuerza de captación.
Por otro lado, podemos distinguir dos formas de atención:
a) espontánea: cuando no se da esfuerzo alguno por parte del sujeto y es el estímulo quien provoca directamente el acto intencional: un timbrazo, un color llamativo, etc.
b) voluntaria: depende de un esfuerzo, de un acto consciente buscado y deseado por el sujeto y, por tanto, mediante una participación activa y selectiva. Hay que elegir un estímulo en detrimento de los restantes. Este tipo de atención es la que precisa el trabajo intelectual.
Para que la atención sea efectiva; es decir, resulte positiva, debe tener:
1. concentración: es la propiedad más destacada. Supone estar inmerso física, psíquica y mentalmente en el tema, idea u objeto de nuestra atención con exclusión absoluta de todo lo demás.
2. campo reducido: aunque es posible la atención “compartida” (por ejemplo, conducir un coche y conversar con el/la acompañante), sin embargo no es posible la ejecución consciente de dos o más tareas a la vez.
3. constancia y firmeza: para lograr fijar y profundizar en los aprendizajes que requieren atención, el estudiante debe ser constante y hábil en apartar de su mente todos los estímulos que puedan interferir en la concentración o que no guarden relación con el objeto central del estudio.
4. capacidad de adaptación: significa poder pasar nuestra atención de unos objetos a otros; con fluidez, sin brusquedad y sin perder el necesario grado de concentración y profundidad, durante el proceso de acomodación al nuevo tema sobre el que centrar nuestra mente.
5. motivación: es imprescindible para una atención efectiva que el sujeto esté motivado, interesado y dispuesto.
* Algunas estrategias para captar la atención de los/as alumnos/as en el aula:
- Provocar cuestiones (preguntas que ayuden al alumnado a reflexionar sobre el tema).
- Avisar sobre la importancia de un punto que se esté impartiendo en clase.
- Utilizar ejemplos que conecten lo actual y la nueva información.
- Hacer las clases variadas, participativas y prácticas.
- Reforzar positivamente la atención y participación.
3.2.2. La memoria
Según investigaciones recientes, no hemos de considerar la memoria como un almacén de recuerdos ni como un simple receptor estático de información; más bien, la definiríamos como “una amplia función cognoscitiva que utiliza y organiza activamente las informaciones recibidas”.
Para entender el término memoria, explicaremos en primer lugar un concepto que va íntimamente unido a ella: percepción.
Percepción y memoria son dos procesos inseparables. A la percepción le corresponde la tarea de identificar y reconocer la información sensorial (la que nos llega a través de los sentidos: vista, oído, tacto, etc.). Para ello es imprescindible utilizar la información retenida en la memoria con el fin de estructurarla, comparándola y relacionándola de algún modo con la nueva información que se recibe. No hay, pues, recepción sin memoria. Antes de que la nueva información pase a la memoria debe ser procesada y codificada.
En segundo lugar, hemos de distinguir el término memoria de memorismo. Este último, atiende a un tipo de memoria sin sentido, que se ocupa únicamente de retener la información al pie de la letra, sin descubrir la relación existente entre las ideas básicas expresadas con palabras, grabando cualquier información sin entenderla; es decir, sin comprensión.
Decíamos anteriormente que toda información ha de ser procesada, codificada y, por tanto, entendida antes de pasar a la memoria. Por ello, nosotros abogamos por un tipo de memoria inteligente que se esfuerza por retener lo que previamente ha sido comprendido, haciendo buena la máxima del aprendizaje eficaz que dice: “sólo se aprende lo que se entiende”. 3.2.2.1.
Tipos de memoria
Según el modelo estructuralista propuesto por Atkinson y Shiffin (1968), podemos diferenciar: (Bernabé Tierno Jiménez (1997): Cómo estudiar con éxito. Ed. Plaza & Janes. Barcelona)
1. Almacenamiento de información sensorial (AIS): nos referimos a la memoria sensorial en cualquiera de sus variantes (auditiva, visual, táctil, gustativa, etc.). Sus características son:
- Se registra la información textualmente; es decir, sin ningún tipo de transformación.
- El almacenamiento sensorial es de brevísima duración. Su tiempo óptimo es menos de un segundo. Dura más la percepción del estímulo que el estímulo mismo.
2. Memoria a corto plazo (MCP): es la memoria inmediata. Comprende las impresiones que se puedan abarcar con un único acto de atención. Su amplitud depende de la atención momentánea. Se pueden retener entre 5 y 9 unidades con un solo golpe de atención, según se trate de números, palabras o frases, y el tiempo de retención de esta memoria oscila entre un segundo y un minuto. Este tipo de memoria es consciente y voluntaria.
3. Memoria a largo plazo (MLP): es la memoria remota y corresponde con lo que generalmente se entiende por memoria, en su sentido más propio. A este tipo de memoria le precede un período de consolidación: la maduración de los recuerdos tendría lugar durante los primeros 15 minutos. Una hora es, por lo general, suficiente para la consolidación. La duración de la memoria a largo plazo abarca desde el fin del proceso de consolidación hasta el olvido; prácticamente es ilimitada.
3.2.2.2. Cómo desarrollar la memoria
(Bernabé Tierno Jiménez (1997): Cómo estudiar con éxito. Ed. Plaza & Janes. Barcelona)
A continuación se exponen una serie de técnicas que favorecerán la fijación, retención y recuerdo de lo aprendido:
1. Mejorar la percepción, atención y concentración: se dan muchos fracasos en el recuerdo atribuidos a percepciones defectuosas y a la falta de atención y concentración. Es muy importante que en el aprendizaje intervengan, a ser posible, todos los sentidos.
2. Ejercitarse en la observación: cuando percibimos algo concreto, hay una gran cantidad de detalles y aspectos de mayor o menor importancia que escapan a la atención consciente.
Mediante la observación dirigida o sistemática, lo que se pretende es entrenarnos en captar conscientemente los detalles más destacados, centrando también nuestra atención en aquéllos otros que no aparecen de forma tan patente para formarnos una idea lo más exacta, clara y completa posible.
3. Poner en práctica el método de la clasificación: se retienen mucho mejor los elementos de un conjunto si procedemos por clasificarlos en grupos que si pretendemos retenerlos aisladamente.
4. Captar el significado de las ideas básicas de un tema.
5. Procurar pensar con imágenes: es como ver con los ojos de la mente.
6. Activar la mente haciéndonos preguntas sobre los contenidos para mejorar la asimilación y la fijación: no hay que leer o estudiar para salir del paso; sino con el firme propósito de recordar siempre lo aprendido y utilizarlo cuando sea preciso.
7. Fijar contenidos por la repetición de ideas: es importante repetir las ideas fomentando la cohesión en ellas; evitando la simple repetición mecánica.
8. Detallar claramente cuáles son los motivos que nos impulsan a aprender y confiar en la capacidad para recordar: consiste en activar el propio interés por el tema de estudio, extraer su utilidad práctica inmediata, reavivar la curiosidad por saber más sobre el tema, etc.
9. Hacer frecuentes pausas mientras se lee o estudia para recordar lo que se va aprendiendo: esto ayudará a ir recordando y enlazando ideas. Es aconsejable repetir con las propias palabras el contenido de lo que se está leyendo o estudiando para estar seguro/a de dominarlo.
10. Contrarresta el olvido: hay diferentes técnicas que se pueden emplear para ello:
- estudiar de forma espaciada, aprendiendo los temas en varias sesiones.
- Alternar las materias.
- Revisar frecuentemente el material estudiado con el fin de no olvidar los conceptos Adquiridos
3.2.3. La motivación
Algunos/as autores/as entienden la motivación como un proceso que.
- Suscita o provoca una conducta.
- Mantiene una actividad.
- Canaliza la actividad en alguna dirección.
Podríamos decir que sería la capacidad para dirigirnos hacia determinadas conductas para satisfacer nuestras necesidades.
Todo el proceso de motivación se produce en las personas de diferentes formas. Estos procesos dependen de factores como: la educación, la cultura, el estatus social, las experiencias de éxitos y fracasos, las propias características personales, etc.
Analizando más profundamente esos factores, podemos distinguir básicamente dos tipos de motivación: la extrínseca y la intrínseca.
Se denomina motivación extrínseca a aquella que mueve la conducta de las personas a través de satisfacciones exteriores y que no tienen nada que ver con la conducta desarrollada. Es una conducta/medio para conseguir un fin. Ejemplo: trabajar sólo por dinero, mentir para evitar represalias del/ de la jefe/a.
Se denomina motivación intrínseca a aquella que provoca una conducta por toda una serie de factores relacionados con la competencia personal, profesional y afectiva. Ejemplo: trabajar para estar mejor, jugar al tenis porque me produce satisfacción.
La motivación en el proceso de formación: las distintas necesidades que un/a adulto tiene son las que le motivan a tomar decisiones y actuar; sin embargo, es importante considerar que esas necesidades, aunque nosotros/as las hayamos considerado por separado, se experimentan simultáneamente. Cuando tomamos una decisión, generalmente está motivada por más de una necesidad. Si tomamos por ejemplo el caso de una persona que asiste a un curso de F.P.O., sus motivaciones pueden ir desde encontrar trabajo hasta ampliar sus capacidades profesionales.
Por tanto, si existe falta de motivación en un/a alumno/a de F.P.O. puede ser porque el curso no satisface sus necesidades o no responde a sus intereses. Por eso debemos conectar la materia que se imparte con los intereses y necesidades de los/as alumnos/as, y a ser posible hacer del grupo un elemento activo en los contenidos y en los objetivos.
Cuando no se satisfacen las necesidades; es decir, no se logran los objetivos, se produce la frustración que es la cara opuesta de la motivación. Dependiendo del espíritu personal la necesidad frustrada puede generar comportamientos positivos o negativos:
- Positivos: nos pueden enseñar a adaptarnos a situaciones nuevas, además de crecer y madurar como personas.
- Negativos: aparecen actitudes antisociales, obstinadas, de defensa o simplemente un sentimiento de fracaso personal.
En el ámbito de la formación, si no se satisfacen las necesidades se pueden generar sentimientos de desilusión por el aprendizaje o de fracaso personal.
Pero, ¿cuáles son los principales motivos que llevan al/a la adulto/a a formarse?:
- Promoción social o profesional.
- Búsqueda de prestigio social.
- Reciclarse o prepararse para un nuevo oficio.
- Completar su formación y mejorar su cualificación.
- Espíritu competitivo.
- Desarrollo personal (creatividad, autoestima, etc.).
- Desempeñar mejor su papel, ya sea en el mundo laboral o familiar.
- Llenar provechosamente su tiempo libre.
- Establecer relaciones y conocer gentes.
- Coleccionar títulos.
- Huir de la rutina.
Algunas estrategias motivadoras que el/la formador/a puede poner en marcha:
* Dar al/a la alumno/a la responsabilidad de su propio aprendizaje (dirigirlo/a hacia el
aprendizaje autónomo)
* Permitir el desarrollo personal del alumnado.
* Organizar de tal forma el aprendizaje que el/la alumno/a pueda triunfar.
* Hacer la materia de aprendizaje los más atractiva posible, personalizándola, provocando dudas y reflexiones, con contenidos variados y útiles, etc.
* Reforzar los logros conseguidos.
* Crear un ambiente propicio.
* Hacer partícipes a los/as alumnos/as de laplanificación y la evaluación
En último lugar, hay que decir que para hacer un buen uso de las estrategias motivadoras hay
que conocer a los/as alumnos/as.
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